Inversiones y Riesgo Climático

Los efectos del cambio climático son cada vez más evidentes y frecuentes, y afectan diversos sectores de nuestra economía, donde se encuentran invertidos nuestros ahorros, como lo son la agricultura, generación de hidroelectricidad, pesca, infraestructura, forestal, minero, etc.

*Por Arturo Brandt

Lo anterior nos debe hacer reflexionar acerca de los efectos de los riesgos climáticos sobre nuestras inversiones. Es fundamental comprender cómo evaluar y manejar estos riesgos, considerándolos como una nueva variable frente a una decisión de este tipo.

Esto no se trata, como se observa comúnmente, de hablar de inversiones responsables o sustentables, las que por cierto son bienvenidas, pero ese no es el foco, ni el deber del sector financiero, el cual debe estar dirigido a la generación de utilidades para sus inversionistas.

Lo anterior, nos puede llevar por dos caminos. El primero es la visualización de las oportunidades creadas por la nueva economía baja en carbono, como por ejemplo son las inversiones en energías limpias no convencionales que ya constituyen un 20% de nuestra generación de electricidad, y que se espera sigan creciendo. Hoy el 75% de los nuevos proyectos de generación de electricidad se basan en estas energías. Existe una meta país que promueve el cierre de las centrales a carbón al 2040 y los precios de estas tecnologías continúan bajando. En consecuencia, esta combinación virtuosa de políticas públicas y baja en los precios de generación nos llevan a concluir que ese es un buen camino para los inversionistas.

El segundo es entender que evaluar el riesgo de los efectos del cambio climático sobre las inversiones es clave. El clima de la tierra ha sido estable durante los últimos 800.000 años, lo que, desde la revolución industrial, y la generación de energía a partir de combustibles fósiles, principalmente carbono y petróleo, está cambiando, con los efectos por todos conocidos. El problema radica en que no sabemos qué va a pasar en el futuro, por lo que no podemos predecir con exactitud cómo se comportará el clima (y sus efectos) en el futuro. Por tanto, no contamos con las herramientas para anticipar cómo nuestras inversiones se verán afectadas en el futuro por este fenómeno. Este es el problema, debemos manejar riesgos que no conocemos.

Nos referimos a riesgos físicos, reputacionales, legales, de transición y de litigación, todos los cuales impactan financieramente a las empresas. Se comienzan a generar los llamados “activos varados”, a consecuencia del cambio climático. Ejemplo de ello, son las centrales a carbón Bocamina 1 y 2 de ENEL.

Como siempre, hay algunos que se están adelantando y tomando las oportunidades con una visión de futuro. Instituciones financieras como Blackrock (el mayor administrador de activos financieros del mundo), BNP Paribas, JP Morgan, Banco de Inglaterra, Morgan Stanley y HSBC, han tomado nota de este asunto y están trabajando, cada vez más lejos de las inversiones en petróleo o carbón, lo mismo con los Fondos de Pensiones de países desarrollados.

Una de las cosas que esta pandemia ha demostrado, es que las inversiones que consideran los efectos del cambio climático, y sus consecuencias en el mediano y largo plazo, entre otros factores, han sido más resilientes a la crisis.

Invertir en activos que consideran los riesgos asociados al cambio climático, es una tendencia que llegó para quedarse, no un acto de buena voluntad o responsabilidad social empresarial, para lo cual existen otros instrumentos.

Arturo Brandt Rivas

Senior Counsel Grupo Vial Serrano Abogados